Permiso.
Uso este espacio que me da la plataforma para hacer un descargo que ya no me aguanto.
Me duele mucho Chile pero no mi Chile del pasado presente, si no este Chile actual.
Si fuéramos el mismo pueblo y país que despertó ese 18 de octubre del año 2019, ahora mismo estaríamos todos en plaza dignidad pidiendo de manera inmediata que se libere a Héctor Llaitul, no porque estemos de acuerdo con sus métodos, si no porque entendemos que es un símbolo de la lucha del pueblo mapuche y como símbolo el pueblo mapuche depende de sus existencia.
Mi Chile que se perdió en un mar de desilusión ya no existe, mi Chile plurinacional, diverso, social, consciente y de clase... ni siquiera somos el Chile previo al Estallido, somos un nuevo Chile, algo peor, un país que no valora la lucha, la vida, la dignidad de las personas, ahora somos el país de condena sesgada, el juicio político o la bala, tal y como si volviéramos a los días más oscuros de la dictadura.
Intentamos que la esperanza le ganara al miedo pero ahora lo que abunda es el miedo y la desesperanza, tal y como hubiese sido el Chile de K*st o cualquier otro ultraderechista con fantasías fascistas.
Este ya no es el país de todos, ni siquiera sé si podemos seguir llamándonos país porque hay divisiones tan profundas entre nosotros que no sé si pueda seguir mirando a los ojos a quienes apoyan a cierto sector político sin asco, desilusión y rabia viseral por ellos.
Ya no sé qué hacer con esta situación que está fuera de mis manos, desde el 5 de septiembre del 2022 estoy tapado en omeprazol y ansiolíticos para poder habitar en este nuevo Chile, ya no confío en las decisiones de mi pueblo, me siento inseguro, no porque quiera culpar a los migrantes, si no porque tengo miedo que un paco, milico, rati u otro chileno fanático de su secta dechista me haga daño por pensar distinto.
Arriba los que aún luchan, que somos pocos😞