El 2017 bombardié mi cuerpo con LSD y al mal viajarme logré observar mi autismo desde tercera persona. Me sirvió caleta pa darme cuenta de mis pesares, aceptar hueás y trabajarlo para seguir adelante. Me llegó la humanity, cultivé empatía y ahora soy una persona extremadamente relajada, sin masking, sin meltdowns.
No lo recomiendo a menos de que aceptes pasarla como el pico en el viaje. Piensen en su well-being.