Mi infancia siempre estuvo marcada por las discusiones entre mis viejos, mi vieja le faltaba plata para llegar a fin de mes, que no tenía plata para cocinar y le pedía más plata a mi viejo y este decía que no tenía, mi viejo fue un hombre trabajador, conductor de micros, colectivo, furgones blindados, hasta guardia de seguridad en diversos lados pero siempre faltaba plata, quizás por sus errores humanos como gastar plata en ir a tomar los viernes y llegaba hecho caca y vomita el pasillo de la casa, hermosos recuerdos de él golpeando a mi vieja o mi vieja cuando lo amenazó con un cuchillo, luego la relación se deterioró más mi viejo dormía en el living ahí armó una cama, no me gustaba estar en mi casa, el ambiente era gris, eran extremos en donde mis viejos no hablaban por meses o gritaban rompiendo cosas, al tiempo mi viejo se murió, por fin se había muerto, no tuvimos que esperar a que cumpliera 60,70, 80 años, solo murió y para la sorpresa de todos, ese sujeto que fue mi padre valía más muerto que vivo por todos los seguros que tenía millones y millones de pesos, la plata que jamás tuvo vivo la tuvo muerto y quedó para nosotros junto a la casa.