La razón colabora con la Fe:
a. enunciando rigurosamente el contenido de Fe. Así, por
ejemplo, para poder creer en la Santísima Trinidad es
necesario comprender, al menos rudimentariamente, la
diferencia entre sustancia y persona;
b. enunciando argumentos de credibilidad, que si bien no
demuestran la verdad del dato de Fe (lo cual sería con-
tradictorio), sí manifiestan dialécticamente que esa Fe es
razonable por cuanto explica cosas que, de lo contrario,
serían incomprensibles. Es lo que sucede, por ejemplo,
con el problema del dolor o con los desórdenes de la
naturaleza humana, que resultan incomprensibles sin el
dogma del pecado original
c. confutando los argumentos contrarios a la Fe. En efecto,
si la verdad de Fe no se opone a la verdad puramente ra-
cional, significa que el argumento que pretende confutar
la Fe desde la razón necesariamente adolecerá de un error
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