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Rica chanchita, me recuerda a una cuñada, cuando la conocí y ella estaba en la universidad. Lo de las adicciones, enfermedades mentales y maraquerío, ni me lo recuerdes. Todavía rememoro cuando la cuñadita, después de años de sobajear sus ubres, culo y sapo conmigo, me pega la desconocida y se olvidó hasta de los agarrones de picos, pajas y mamones que me hizo, porque ahora andaba con un pierno manipulable con el que se terminó casando y preñando. Lo peor es que nunca le dije nada de sus pololos ni la celé, muy al contrario de lo que hacía ella... Así que cuando se puso hueona, dejé de hablarle.