COCAÍNA
El principio psicoactivo de la coca fue descubierto en 1859, mediante un procedimiento que empleaba para la extracción alcohol, ácido sulfúrico, bicarbonato sódico y éter. Poco después médicos y laboratorios recomiendan ya la cocaína como “buen alimento para los nervios” , para combatir hábitos de alcohol, opio o morfina, e incluso conceder “sempiterna vitalidad y hermosura” a las damas. No se había conocido nunca una campaña promocional como la orquestada por Merck, Parke Davis y otros fabricantes en todo el mundo; uno de los lemas comerciales decía: “no pierda tiempo, sea feliz; si se siente pesimista, abatido, solicite cocaína”.
Diversos escritos de Freud contribuyeron decisivamente a la popularidad del fármaco, ya que hasta él nadie había estudiado con tanta minuciosidad la literatura científica. Hacia 1890, cuando se descubre la posibilidad de inhalar la droga en polvo (previamente se empleaba por vía subcutánea, intramuscular, intravenosa y oral), los usuarios pertenecían a todos los estratos sociales. Era corriente en reuniones de alta sociedad, en el mundo artístico y entre la clase media. Su empleo como anestésico local había revolucionado la cirugía menor (inaugurando la posibilidad de operar el ojo) no menos que la odontología, y los consumidores más regulares pertenecían al estamento terapéutico; en 1901, por ejemplo, se calcula que el 30% de los cocainómanos inveterados en Estados Unidos son dentistas. Sin embargo, lo que escandalizaba allíeran consumidores bohemios y lumpenproletarios de diversa índole, así como la entusiasta acogida prestada al producto por parte de los negros. Los líderes del movimiento prohibicionista consideraban evidente que “incitaba a la violación de blancas”.
Las medidas represivas, que empiezan a ser eficaces hacia los años treinta de este siglo, tendrán al principio una sorprendente aceptación. Sin embargo, empezaban entonces a inundar el mercado las anfetaminas, estimulantes más baratos y mucho más potentes. En cuanto empiece a restringirse la circulación de anfetaminas –hacia mediados de los años sesenta – estallará otra vez la popularidad de la cocaína.