En mi caso no fue por algo puntual, fue un proceso de varios años.
Cuando niño estaba metido en un ambiente súper religioso: mis papás eran religiosos, estudiaba en un colegio religioso, los amigos con los que me juntaba también eran religiosos, al final todo ese mundo era la verdad para mí. Ni siquiera me lo cuestionaba, simplemente lo aceptaba como lo normal.
Después cuando salí del colegio entré a la universidad y empecé a descubrir otro mundo. Ahí empecé a conversar con gente que pensaba distinto, empecé a leer otros puntos de vista, y así mismo empecé a analizar mis creencias de forma más crítica.
Al final, llegué a la conclusión que la cantidad de errores y mitos en la biblia, y peor aún todos los casos oscuros en la iglesia, no cuadran con el postulado de un dios omnisciente y omnipotente que se preocupa por nosotros. Al final en la religión hay mucho más de humano que de divino, y aún en caso que exista algo parecido a lo que llamamos dios, ciertamente no es el que describe la biblia, y al parecer tampoco tiene entre sus intereses que lo descubramos de verdad.