yo perdí a mi viejita a los 22, ella no tenía ni 50 años.
Hasta el día de hoy me acuerdo de ella y me invade la pena, tantas cosas que no pude hacer con ella y que uno siempre se lo imagina, son estupideces si, pero por ejemplo nunca pude subirla a mi auto, nunca la pude llevar de vacaciones a un lugar bonito, no le pude presentar a mi actual chuta, no va a conocer a mis nietos ni estuvo en mi titulación.
Cada cumpleaños la extraño, me hacía una torta simple, pero era mi favorita. No sigo porque de verdad me da pena.