Yo recuerdo algunas de sus viñetas finales en la revista Muy Interesante que ojeaba en mis épocas de adolescente. El viejo sabía oscilar entre esa línea fina que separa la viñeta humorística de la crítica abierta hacia aquellos que están en l'autre côté bajo una forma con la que muchos pudieran identificarse.
Y Mafalda siempre me pareció adorable (¡sus amigos también! sería poco sin ellos), pero excesivamente rezongona.
Repasando "Sonrisas y Lágrimas" que compiló Almaperro, veo a un tipo muy hastiado. Sospecho que Quino si supo que se iba, se marchó feliz. Le desgastaba casi todo y es imposible no identificarme con él.
Algún eco de Mafalda se encuentra en Calvin & Hobbes me parece.