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Escribían Damiela Eltit, Faride Zerán, Lina Meruane y una serie de escritorias feminazis a ultranza. Si no se quejaban por publicar en el Clinic original era porque se trataba del único medio masivo en que les daban espacio, en lugar de sus cubículos pasados a peo de la academia feminista, la SECH y los fanzines de sus talleres.
Cuando la Matus y la Penjean asumieron la testera del Clinic, sacaron las garras.