Chuta, mi pana, te cuento lo que pasó con ese loco Jesús. Me llegó un día un grupo de weones judíos, toos enojados, que traían a este flaite amarrao, gritando que querían que lo condenara. Yo, como pillo y jefe del gobierno, los mandé a los pacos pa’ que los controlaran.
Pero, resulta que estos gallos no se dieron por vencidos y volvieron a mi palacio pa’ que yo decidiera su suerte. Y el Jesús este no decía ni mu, dejando que estos perros lo trataran como les daba la gana.
Yo, que no quería meterme en problemas, les dije que se las arreglaran ellos mismos, pero estos huevones no paraban de insistir en que querían que lo crucificara. Al final, pa’ no dar más jugo, les dije que hicieran lo que quisieran con el flaite y me lavé las manos como Pilatos.
Así que al final lo crucificaron, pero eso no es cosa mía, pa’ que querí saber más detalles de esa historia tan penca.