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Económicamente no. Culturalmente sí.
Por más que digan que se le quitó a las élites la posibilidad de dar interpretaciones personales de la Biblia, hicieron de eso exaltar autoridades en particular a quien debía seguirse según una técnica interpretativa, obviamente considerada mejor por quienes tenían más educación.
En cambio, si bien la hermenéutica del catolicismo se supedita al monopolio de la Iglesia, la relación con Cristo se habilita como directa en un misticismo personal y en las mediaciones que uno quiera (los santos, etc.).
Económicamente no porque dado que la historia es una pugna entre fuerzas, y lo que es bueno se confirma en los fines logrados, es claro que se vive mejor en países anglosajones y protestantes que en católicos.
Así como hay que sacarse de encima al libre mercado como inexorable moralidad adherida que apenas podemos eludir, hay que, con mayor razón, sacarse el protestantismo cultural de encima si uno es latino. Decir «creo en Dios a mi manera» es lo mismo que asumir que, cuan Estado que no se ocupa de un sector geográfico y habilita que llegue el narcotráfico, el párroco no llegó a ese sector íntimo del alma y llegó un evangélico menor de gringolandia a decirme que Dios existe porque todo está permitido.