Llegué el otro día a esta aldea polvorienta y callampera de Judea que los locales llaman ciudad (y que está a mi cargo) tras una salida y me puse a hacer papeleo cuando escucho un jaleo afuera. Salgo a ver qué quieren y estos judíos me lloriquean un drama que no me importa ni puse atención. Siempre estos weones con sus intrigas de tercera. En resumen, parece que hay un hippie que les está pateando la mesa y quieren que lo mate por blasfemia. Les digo que no, que no veo temas religiosos. Me dicen que está llamando a la rebelión. Ya, con eso sí debo poner atención, aunque no es como estos no lo hayan hecho antes por su lado. Creen que no lo sé. Hago que pase este Jesús y le pregunto qué onda, frente a los demás. Me dice que el reino que predica, y al cual llama, es de su padre y que este es su dios. Ok, otro profeta... Me cago de la risa para mis adentros porque están puro weando estos judíos y les digo que no es culpable de nada porque el reino del cual habla ni siquiera es de esta dimensión. Se enojan como si les hubieran puesto ají en la raja y arman tremenda pataleta. Weones hinchaweas. Les digo que lo arrestaré por desórdenes públicos y que veremos sentencia el finde. Se calman y se van. Realmente no tengo intención alguna de condenarlo de nada, si este weon no ha hecho nada. Pero la cosa está agitada aquí y ni ahí con ponerle cara a Roma por estos weones. Después hablé con el chato y es entero piola. Aparte de un par de cosas que me hicieron levantar la ceja, en realidad no decía nada que fuera en contra la legislación romana. Se me ocurrió una idea para dejar en ridículo a estos payasos y exponer a los fariseos como los weones pencas que son: Condenamos a muerte al hippie alucinado o a un asesino confeso, uno de los dos. No hay donde perderse. Pero resulta que estos sacoweas se dedicaron a revolverle el gallinero a la gente e hicieron que liberara a Barrabás. Pueblo culiao charcha. Que esto sea culpa de ellos. Yo me lavé las manos cuando dicté la sentencia. Este muerto no lo voy a cargar yo.