Uno no puede llamarse revolucionario sin tener asumido que el proceso de revolución y emancipación inevitablemente llevará a una debacle temporal de la calidad de vida y condiciones del país, no existe ninguna revolución en el mundo que no haya pasado por un periodo generacional de austeridad y escasez. Por eso necesitamos revolucionarios que estén comprometidos totalmente con el proceso y las consecuencias de una revolución, necesitamos una generación de jóvenes valientes que simplemente pongan por adelante el sueño de alcanzar la libertad por sobre sus necesidades. Hoy China es la primera potencia económica y a la vanguardia militar del planeta porque tuvieron un pueblo, una juventud dispuesta a entregarlo todo al futuro. Necesitamos jóvenes que tengan claro que por lo menos en los primeros años o más de un Chile rebelde y en proceso de emancipación, los norteamericanos nos estrangularán la economía, tal y como lo hicieron con la UP y esto obvio que repercutirá en el bolsillo y estómago del pueblo pero necesitamos un pueblo valiente y decidido a entregar su martirio a cambio de la prosperidad de sus hijos y nietos, esa es la moral revolucionaria de entrega total. Lamentablemente nuestro pueblo carece de esa moral y mucho más que moral, de esa valentía, 50 años de dictadura neoliberal volvieron a viejos y jóvenes dependientes de diferentes fantasías del capitalismo, hoy se me hace imposible imaginar a un joven de 16-20 años dispuesto a dejar de lado su teléfono de última generación, su vida con conexión las 24 horas del día, ni mucho menos pensar en que habrá días que tendrá que comer arroz y pan pelado.