Leer y jugar jueguitos no es sustancialmente distinto, ambas son entretenciones. Hay algunas más provechosas que otras, obvio. De algunas puedes sacar más tema en plática que otras.
Poner cualquier cosa en un pedestal es un error.
El fetichismo por los libros tenía sentido cuando eran encuadernaciones artesanales y a pedido en suscripciones de clubes literarios.