El libro 1984 de George Orwell, publicado en 1949, es una obra literaria que se ha interpretado de diversas maneras a lo largo del tiempo. Con frecuencia se le percibe como una advertencia más que como una simple fábula, por las siguientes razones:
El control totalitario: Orwell describe un régimen opresivo que utiliza la vigilancia masiva, la manipulación del lenguaje (neolengua), y la reescritura de la historia para mantener el poder. Estas prácticas, más que ficción, son extrapolaciones de regímenes totalitarios reales del siglo XX, como el estalinismo y el nazismo.
La vigilancia constante: La presencia del Gran Hermano y los telepantallas es un recordatorio de cómo la tecnología puede ser usada para eliminar la privacidad, algo que resuena con las preocupaciones actuales sobre el uso de datos y la vigilancia estatal.
La manipulación de la verdad: En 1984, el Ministerio de la Verdad reescribe la historia y los hechos para ajustarlos a los intereses del Partido. Este aspecto se percibe como una advertencia sobre los peligros de la desinformación y la propaganda.
La advertencia universal: Orwell escribió 1984 como una crítica al autoritarismo y a la pérdida de libertades fundamentales, no como una simple fantasía distópica. Es un llamado de atención sobre lo que podría suceder si no se defienden los valores democráticos.