Así en general, diría que no. No creo que me salga bien, aunque puede ser solo mi inseguridad.
Generalmente me siento estúpido bailando, avergonzado, como que no entiendo por qué uno querría llevar el ritmo de la música con todo el cuerpo hasta llegar a bailar y hacerlo frente a otros. Me siento expuesto, observado, nervioso. No quiero hacerlo y me carga que me insistan si ya dije que no. Pero hay momentos contados con los dedos de una mano en que he bailado con gusto:
1.- Estando en media nos hacen bailar cueca en educación física. No para un show frente a los papás y el resto del colegio como se estila ahora, solo por aprender y una nota. Cuando lo anuncia el profe, a la velocidad del rayo le pregunto a la compañerita que me gustaba si hacíamos pareja, una de las pocas movidas inteligentes de mi vida. Acepta.
Los nervios me hacen transpirar y ponerme rojo cada vez que bailamos, pero igual tengo cierta confianza con la cabra, si éramos amigos y creo que le gusto un poco también, y eventualmente aprendo más o menos bien y un par de veces termino el pie de cueca arrodillándome frente a ella, para que ella ponga su pié en mi rodilla. Se muere de risa, coqueta. Todo era coqueteo. Cada clase en que bailo con ella fue mucha tensión pero un deleite. Nervioso, pero rico. Cuando hubo que bailar por la nota, nos sacamos un siete.
Era una de las mujeres más lindas que he conocido, linda carita, lindos ojos, lindo cuerpo, inteligente, señorita, educada, simpática, risueña, con una risita musical que me encantaba provocar... nunca llegué siquiera a darle un beso. u__u
2.- Estando en cuarto medio, hacia el final del año, una cabra del preuniversitario al que iba, con la que había hablado, pero bien poco, me pregunta si iría con ella a su fiesta de graduación. Iba a un colegio de puras mujeres. No sentía atracción por ella, pero tampoco me era desagradable y pensé cómo me voy a negar, así que acepto y voy con ella.
Hay una cena y luego baile. No conocía a nadie en la fiesta, pero por alguna razón lo pasé muy bien bailando.
Era como si fuera amigo de todos, supongo que el poco alcohol que tomé hizo su parte (una copa de vino o quizás champaña, no recuerdo, pero no puede haber sido mucho más, dada la época, mi personalidad y las circunstancias).
Al empezar me da vergüenza como siempre y transpiro y todo eso, pero llegado el momento es como que me digo "ya estamos aquí, ya cagaste, hay que apechugar no más" Al poco rato uno se relaja y se olvida un poco de la vergüenza y solo lo pasa bien. Lo pasé muy bien esa noche. No la volví a ver. Me sentí bastante mal al respecto.
3.- Años después tuve una auténtica polola. Con ella fuimos a bailar unas cuantas veces, a discos donde tocaban música que nos gustara (no las hueás de moda o tropicales). Ella me llevaba y yo me sentía un poco puesto a prueba, porque sabía que a ella le gustaba más que a mí, pero aunque nervioso, lo disfrutaba mucho. Pese a la confianza y todo, igual tendía a transpirar y ponerme rojo al principio y después me relajaba. Pero más que el hecho de estar bailando, lo bueno era que estaba con ella. Eran momentos de felicidad y amor y vida.
Cómo hecho de menos esas salidas... y a ella. Fue la mejor época de mi vida, por lejos.
En otras dos o tres ocaciones he bailado a regañadientes sin realmente disfrutarlo. Hartas otras veces se supone que bailara en juntas o carretes, pero me negué.
Ah y sí, alguna vez bailé en el colegio frente al público de apoderados, cuando estaba en kinder o primero básico. Fue de pascuense, el sau-sau o como se llame. No recuerdo nada.