Yo me hice una colección de boletos cuando chico. Medio obligado por mi mamá y medio obligado por el colegio. La hueá era para una tarea, y nos dieron varios meses de plazo para poder recolectar lo que quisiéramos.
Yo elegí los boletos de micro porque tenían una variedad que parecía infinita y eran fáciles de juntar. Andaban botados en la calle en ese tiempo, y todos guardaban un puñado en sus carteras o billeteras.
Cuando finalmente hubo que mostrar la colección en el colegio tenía como 200 diferentes, por lo bajo.
A la profe le encantó. Me pusieron el siete y listo.
Ese mismo día llegué a la casa y tiré la colección completa a la basura. Nunca me importó la hueá.