Wandering (2022)
En un parque en una tarde lluviosa, un estudiante universitario de 19 años, Fumi, ofrece un paraguas a una niña de 10 años empapada, Sarasa. Al darse cuenta de su renuencia a irse a casa, Fumi la deja quedarse en su casa, donde pasa los próximos dos meses en paz. Se toman de la mano y parecen haber encontrado finalmente su lugar en el mundo hasta que arrestan a Fumi por secuestro. Quince años después, los dos solitarios se reencuentran, ambos aún sufriendo el estigma de ser víctimas y perpetradores de "un caso de pedofilia". ¿Le dará la sociedad un lugar al vínculo inquebrantable que han formado?
Una película muy valiente. Bueno, para aclarar esto primero, esta es una película sobre abuso físico y sexual, el efecto del trauma a lo largo de la vida, la preparación y la pedofilia desde el punto de vista del "depredador" y la "víctima". Trata un tema bastante difícil, aunque de una manera que parece apuntar a plantear una serie de preguntas, que no todas se responden a lo largo de la película. Por ejemplo, ¿puede un hombre que parece tener complejo de lolita en realidad tener sólo una relación platónica con la niña que se queda en su casa? Esencialmente, ¿pueden un hombre y una mujer que viven en la misma casa y se gustan tener una relación que no sea sexual? ¿Se equivoca la sociedad al sacar conclusiones sobre este tipo de relaciones? ¿Pueden las personas que han sufrido traumas familiares llegar a estar mentalmente sanas? Además, mientras estas preguntas persisten a lo largo de la película, el director agrega una más sobre el instigador de las cosas horribles que suceden después de que Sarasa y Fumi se reencuentran, mientras concluye con un misterio, sobre la verdadera naturaleza del personaje de Fumi.
Es una temática delicada y que, obviamente, genera un rechazo automático pero esta obra no es lo que parece, no contiene ningún tipo de escena desagradable con menores y su riqueza narrativa la hace verdaderamente interesante, merece mucho la pena descubrirla.