El santiaguino no se merece nada bueno. En esa asquerosa selva de cemento inició el octubrismo, es donde se concentra la mayor cantidad de inmigrantes ilegales, es donde empezó la moda ñuñoína, es en donde "el sabor caribeño" comenzó a tomarse los lugares públicos, es donde siempre ganan los zurdos empobrecedores en cada elección, es en donde defendían a los "pobres negritos seres de luz" y donde se nutren las modas degeneradas de otros países como el feminismo y los maricones zamudio.
Así que está bien que se caguen de calor, que les quiten todas las áreas verdes, que se llene de vehículos tirando mierda, formando un domo de smog en su mugrero, que los dejen como colador los caribeños subhumanos, que se llene cada centímetro de la región con tomas ilegales, que en cualquier espacio público anden como sardina, estresados y amargados de su existencia mientras van a sus empleos de mierda.
Santiago es el ejemplo de todo lo que está mal en este país, y ojalá sigan así, degradándose cada día más, pagando por el pecado de llenar de caca el territorio con sus medidas para complacer a minorías que no contribuyen en nada, que por algo son minorías y nunca deben ser tomadas en cuenta.