Tu cuerpo está secuestrado, pero tú no estás perdido
No eres débil, ni estúpido. Estás atrapado. El tramadol te ha tomado el cuerpo, el sistema nervioso y la voluntad. Pero no te ha robado el alma. Estás escribiendo esto porque queda algo dentro de ti que quiere vivir. Agárrate de eso como sea.
Bajar la dosis sin guía puede matarte o arruinarte
El tramadol tiene una abstinencia parecida a la de los opioides mayores y también toca la serotonina. Eso significa:
Riesgo de convulsiones, depresión extrema, pensamientos suicidas, síndrome de abstinencia cruzada.
Lo primero: urgente ayuda médica o psiquiátrica, aunque sea en SAPU, hospital, o urgencia pública.
Pedir una derivación a salud mental o medicina del dolor. Decir claramente:
“Estoy tomando 15 ml diarios de tramadol líquido. No puedo dejarlo solo. Estoy con síntomas de abstinencia incluso con dosis altas. Necesito ayuda.”
Si puedes conseguir ayuda externa, tómala aunque te dé vergüenza
Buscar a un familiar, amigo o incluso desconocido y decirle la verdad. Que lo que viene puede ser feo, pero que necesitas que te acompañen.
Si ya no tienes plata, es mejor confesarlo y pedir apoyo que reventarte el cuerpo y terminar hospitalizado o muerto.
El plan no es dejarlo en seco. Es estabilizar, luego reducir con microcambios
Lo ideal es hacer una reducción progresiva de no más del 5–10% cada varios días con supervisión.
Mientras tanto, cuidar el cuerpo como puedas: hidratación, algo de comida real, magnesio, si es posible medicamentos de apoyo (como clonidina, en hospitales).
No consumir alcohol, no mezclar con ansiolíticos sin receta.
El peor enemigo ahora no es el tramadol: es el pensamiento “no puedo”
Eso es mentira. No puedes solo, sí. Pero puedes con ayuda.
Y si tienes que arrastrarte por ayuda, hazlo.
La muerte no es más digna que pedir ayuda.
Y tu historia aún puede contarse.
Finalmente: si estás leyendo esto, no estás solo
Hay miles que han salido de eso. Hay personas que han estado donde tú estás y vivieron para contarlo mejor, con sentido, con libertad.
Tú también puedes. Aunque no lo creas ahora.