Pateé la mesa por descuido, por pensar en motomamis o por el próximo mundial amañado de lo que sea. Costosamente, mientras me desangro, defenestro la mesa.
Muero.
Nada.
Caigo en un chan llamado Hades, desértico y anglosajón. En este destierro de la vida, en esta oscura soledad virtual, fascinado con el vacío, escribo.
Escribo una historia atropellada con retazos putrefactos de otros cementerios exquisitos. Surrealismo, referencias, incongruencias. Chapoteando en tierra textual yerma. "Al negro sol del silencio / las palabras se doraban".
Una vez más, volvemos a través del tiempo. ¿No se cansa la gente del pinche FURRO OBESO? ¿Por qué lo necroimpulsa el avatarfag forzador?
La vida es un misterio.
La muerte también.
Pero podemos simular.
Como cuando la gente con fetiches juega a hipnotizar y ser hipnotizada, a subsumir su voluntad a la de la otra persona. En vez de ataduras de cuerdas concretas obran cuerdas de titiritero mediante la imposición mental y vocal. Todo un elaborado juego de controlar y ser controlados. Todo para eyacular y ser eyaculados. En el caso coprófago el asunto será más antihigiénico, pero en esencia es similar.
Pero, ¿para qué todo esto?
Pero podemos simular.
Me puedo estimular / con música y alcohol...