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De hijo gay lo peor que le puede pasar es que lo descuarticen unos colombianos transexuales o le dé sida. Pero es problema de él. En cambio, la hija maraca puede andar teniendo hijos a lo loco con distintos caribeños y más encima el padre de ella nunca deja de tener, por convenciones sociales implícitas, el deber de cuidarla, por lo que, si es maraca, se desarma una familia entera. Y sin mencionar que cada uno de esos hijos ya serán problemáticos, por la familia desarmada. El hijo gay ni siquiera puede formar familia porque los hombres no tienen hijos. Sin embargo, el hijo gay también denota un fracaso en la paternidad, pero como es hombre se asume que no necesita protección física o moral directa, a diferencia de una hija, donde el papá siempre tiene que estar encima y cada caribeño de turno que tiene de "pareja" es una amenaza a las reglas de la casa de la familia.
EL hombre gay es básicamente un amanerado que elige el poto como el lugar a partir del cual se ordenarán sus prácticas éticas, sexuales, psicológicas y laborales. Una mujer promiscua, por no decir maraca, es rebajarse al estatuto de la perrita callejera que tiene crías una vez al año.