La verdadera victoria de la izquierda y el progresismo en la actualidad, es precisamente la idea de que no vivimos y nunca lo hicimos, en el mundo perfecto del capital, en la utopía de Pinochet y los chicago goys, y que las cosas, constantemente, pueden y deben irse mejorando y reformando para que sigan funcionando mejor, y a veces simplemente funcionando.
Los conservadores no entienden esa wea y creen que hay cosas perfectas que no deben tocarse jamás.
En el caso de José Piñera, imagina lo arrogante que debes ser, para salir en la tele a admitir que tu creación y aplicación de un sistema no es perfecto y divino y puede mejorarse un poco. Como si eso fuese la gran wea.