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Los europeos mismos son ejemplo de un nacionalismo que se mantiene fuerte hasta el día de hoy.
Los españoles no celebran el Califato de Córdoba pese a que los musulmanes dejaron un legado muy grande a España, los alemanes no celebran a Napoleón, los polacos no celebran a Napoleón y para que hablar de Europa del Este, ningún país le celebra los peos a los rusos y más de lo mismo pasa con la influencia otomana, pese a que los otomanos estuvieron metidos en una parte de Europa por unos cuatro siglos, la otomanización nunca funcionó y una vez librados del imperio todos los países de los Balcanes se volcaron a sus propias identidades nacionales.
También está el tema de las autonomías en España o lo de las lenguas que se hablan en Francia, pero eso es algo bastante minoritario a día de hoy porque tanto Madrid como París buscaron que se extendiera la lengua de la capital.