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Desde que le sacaron la guinda, perdió la firma que le daba su identidad única, sigue siendo mas rica que la chucha pero le falta esa chispa de alma que te hacía poco menos decir "he bebido un pedazo de Chile".
Mi viejo conoció a la dueña de la receta original, una octogenaria que vivía sus últimos años en Ventanas y los descendientes mantenían el legado vivo.
Also, hielo picado, unas gotas de amargo de Angostura y un pisco de especialidad como el Malpaso Pedro Jiménez que acentúa la dulzura y frescor y Sorbete Letelier, es una experiencia tremenda.