"El filósofo Jeremy Bentham en el siglo 18 intentó diseñar la mejor prisión posible. Llamó a su idea, panóptico. Tuvo la idea de diseñar el edificio de tal manera que las celdas formaran un perímetro circular, en cuyo centro colocó una torre enorme que podía ver hacia dentro de las celdas, sin que los prisioneros se percataran. Esta arquitectura crearía una situación en donde los reos siempre tendrían que comportarse como si fueran observados para no meterse en problemas. Tan solo la amenaza de que alguien pudiera estar observando era suficiente para motivar a los reos a que actuaran de manera diferente. Lo mejor fue que se dieron cuenta de que este mismo concepto podía aplicarse en otros lugares logrando resultados asombrosos, simplemente creando una asimetría en el conocimiento, donde los observadores lo saben todo, y los observados apenas saben algo. Pero como pueden imaginar, existe un lado oscuro del panóptico. Según el filósofo Michel Foucault, esta idea fue tan buena que en 1975 ya impregnaba prácticamente a todas las instituciones de las sociedades occidentales. Es decir que, para los gobiernos, o cualquier otra organización con poder, ya no era necesario el uso de la fuerza como método de control. Ahora para controlar a las masas se controlan las minucias de la vida humana. Creas estándares de lo que es normal y lo que es anormal y después las personas se vigilarán a sí mismas, igual que en el panóptico. Para Foucault, las personas en el poder controlan qué es el conocimiento, qué lo constituye, quién lo posee y quién lo puede diseminar. También controlan los tabús y las normas de las instituciones sociales y por lo tanto controlan la opinión de la gente al respecto, y cómo se miran a sí mismos dentro la sociedad. El poder crea una asimetría en los niveles del conocimiento de los observadores y los observados, después las personas internalizan las normas de comportamiento y se regulan a ellos mismos. Hoy en día hay temores de que un nuevo tipo de prisión esté surgiendo, que es similar al panóptico, pero aún más diabólica. Para entender hablaremos ahora sobre el filósofo Stephen Cave, quien piensa que debemos entender cómo se ha utilizado a la inteligencia a través de la historia como justificación para controlar y dominar a las personas. Cave dice que tenemos esta vieja idea en el mundo occidental, que mientras más inteligente seas y más educado estés, más tiene sentido el que tú seas la persona que está encargada de todo. Las personas naturalmente queremos que los responsables de tomar decisiones importantes en la cima sean personas preparadas e inteligentes. Esta idea de que los más inteligentes y educados entre nosotros son los que deben gobernar, es una idea que surgió en la época de la antigua Grecia donde filósofos como Platón creían que un filósofo rey debería estar al mando de una sociedad ideal, porque para crear una sociedad de la mejor manera posible, las personas más racionales son las que deben ocupar posiciones de liderazgo. Sin embargo, de lo anterior se deduce una jerarquía. Si los hombres más inteligentes y educados deben ser los encargados de todo, entonces, los menos inteligentes nunca deben ser considerados para ocupar esas posiciones. Esta forma de pensar se incrustó en la filosofía occidental a tal grado que tiempo después se usaría para justificar cosas terribles como el colonialismo y la esclavitud. Ahora, Stephen Cave lo que intenta decir es que esto tiene que ver con el futuro de la inteligencia artificial. Hoy en día existen muchas personas que les preocupa la posibilidad de que una entidad superinteligente, creada por lo humanos, se apodere del mundo futuro... bueno, pues su preocupación pudiera estar justificada, porque los humanos ya hemos sentado el precedente: si un ser vivo es más inteligente y poderoso que otro ser vivo, entonces, el ser superior puede hacer esencialmente lo que desee con su inferior.