>>6274
Esa generación fue jajeante porque apareció eso del "ponceo" (el deber de y disponibilidad para comerse a varias en la misma fiesta), las discos para cabros chicos (iban simios de 13 a 16 años, pero las cerraron porque se convirtió en antro de pedófilos), la modita de una mezcla entre emos, góticos, otaku y reguetoneros (cuya masividad se conoció en un programa del CHV). El reguetón era incipiente en este tiempo pero fundamentó el baile del "sobajeo" y la desinhibición pudenda que es usual e imperativo hoy día en cierta clase media.
Pareciera que esa ingenuidad estética fue absorbida y mezclada con prácticas del lumpen, hábitos centroamericanos y series de narcos, resultando lo que es ver un ambiente de reguetón hoy día. Todo esto apoyado en el aumento del radio del poder adquisitivo de los chilenos, que es más o menos lo mismo que mencionar el anhelado concertacionista de "expansión de la clase media", donde se expandió el acceso al consumo como país decente (léase "no como país sudaca genérico"), pero no en las virtudes formativas singulares de país desarrollado. Los pobres ahora no son los humildes de antes que veían tele de afuera de las casas de los que sí tenían y ahí se convencían de que era bueno tener las costumbres de lo que representaban las series de la tele (familias cuicas). Ahora el chileno es aspiracional en cosas más que en hábitos.
Quizás no viene al caso, pero si el resultado de la relación entre los gringos y los sudacas concluye en el simio promedio de Miami o de Puerto Rico, entonces estamos teniendo lo que se merecía de hace tiempo.
Hay que cambiar esto, no tengan hijos con caribeñas, es todo lo que les digo. Sólo forníquenlas, pero no las fecunden.