>>15863
algo del lenguaje corporal de los perros le indica a uno qué tan factible es disuadirlos de la agresión usando (sorpresa) "lenguaje corporal de perro". mi experiencia como motorepartidor Y ciclista refinó esta habilidad de detectar si un perro puede o no ceder a la persuación humana.
la mayoría de los perros son cobardes y apatotados por tanto son amenaza sólo si están en grupo, diría yo, 3 o más perros (exceptuando a aquellos muy agresivos).
lo primero que uno puede hacer es no sorprender al perro pasando muy cerca de él cuando está descanzando o no se ha percatado de la presencia de uno, pues eso los irrita mucho. si el perro ya te vió, es fácil darse cuenta de si pretende perseguirte o no, por la posición del cuerpo y las orejas. en ese caso, tan solo ponerle los ojos encima es suficiente para disuadirlo, porque algunos de ellos no atacan frontalmente. si eso no es suficiente, gruñirles (lo más perrunmente posible) es una contramedida de amedrentamiento que es muy efectiva. recuerden que los perros antes de pelear inutilmente, se hecharán la choreada. gruñirles de vuelta realista y amenazantemente equipara el terreno y les hace sopesar sus acciones con más cuidado. no se debe dialogar ni gritarles a los perros, eso los asusa más e incita a la agresión. en general mientras puedas mirarlos de frente guardarán su distancia. estos consejos sirven cuando los perros son urbanitas socializados.
con perros de parcelas, poblaciones o caminos de tierra las chanses de que estas nedidas funcionen son más bajas porque son más salvajes y numerosos. si te interceptas con un grupo de perros en estas condiciones, como comentas, lo mejor siempre siempre es huir y nunca volver. con los miles de km encima mío de experiencia, no he pillado palo, bocina, método o mecanismo para disuadirlos. he perdido buenos recorridos por perros muchas veces por esa causa.
si el enfrentamiento es inevitable, usa tu bici como escudo trasero, no hagas movimientos bruscos, un palo o lo que sea en mano para hacer distancia, camina sin nunca darles la espalda.
tengo anecdotas de jaurías de tomas y poblaciones que eran vía obligatoria para pasar a embalses o cortafuegos de cerros, que logré ahuachar con pancito, salsas del papajon, mastikan y otras golosinas de perro. fue un proceso lento, donde alimentaba al que yo identifiqué como alfa hasta lograr su no agresión. no siempre resultó bien. pero cuando resultaba, era un peaje fijo darle sus golosinas.