Pablo Jara, conocido en el mundo de la ciberseguridad como Failroot, desea aclarar públicamente los hechos relacionados con su reciente situación legal, los cuales han sido objeto de desinformación, tergiversaciones mediáticas y juicios sin fundamento.
Durante más de una década, Pablo prestó servicios profesionales de hosting, desarrollo de software y asesoría en ciberseguridad a una empresa con la que mantuvo relación comercial desde los 15 hasta los 28 años.
A los 15 años, siendo menor de edad, como parte de su incorporación a esa empresa, se le envió un computador portátil Samsung NP300, el cual no fue un aporte o regalo, sino una herramienta de trabajo que Pablo debió pagar trabajando durante dos años exclusivamente para cubrir su costo, sin recibir ningún otro tipo de remuneración durante ese período.
Años más tarde(Junio 2023), representantes de la misma empresa le solicitaron acceder sin autorización al código fuente de un sistema desarrollado por un tercero.(Un market para vender artículos de colegio).
Pablo, con total integridad y ética profesional, se negó rotundamente a cometer ese acto ilegal y, como alternativa, propuso desarrollar desde cero una solución propia, la cual fue entregada completa y en tiempo.
No obstante, una vez entregado el desarrollo, la empresa incumplió con el pago acordado. Pablo solicitó en reiteradas ocasiones el pago por su trabajo, en medio de un ambiente hostil promovido por la misma parte denunciante. Finalmente, ante la falta de respuesta, suspendió los servicios de alojamiento web que prestaba, asociado a la misma falta de pago del servicio de almacenamiento.
En represalia, la empresa presentó una denuncia infundada, acusándolo de sabotaje informático y espionaje, sin respaldo técnico ni pruebas concluyentes. A pesar de ello, y debido a su conocimiento avanzado en tecnología, el Ministerio Público ordenó prisión preventiva, manteniéndolo 79 días privado de libertad.
Adicionalmente, un reportaje televisivo intentó dañar su imagen pública al mencionar que entre los 10 y 14 años había incursionado en el hacktivismo, presentando esta etapa juvenil como si se tratase de delincuencia. Cabe aclarar que tales actividades fueron motivadas por curiosidad tecnológica, sin consecuencias legales, y no constituyen delito alguno. Este uso malicioso de información descontextualizada y sensacionalista no solo afectó su reputación, sino que también ignoró su historial de trabajo ético y profesional.
Con esta declaración, se busca restituir la verdad, rechazar el uso indebido del sistema judicial y mediático para desacreditar a un profesional con una persecución mediática, y reafirmar el compromiso de Pablo Jara con una ciberseguridad basada en principios, legalidad y transparencia.
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