Quizá por carecer de la creencia en la resurección soy incapaz de apreciar el resto de su legado en proporción.
Aún así, escuchen. Creo que tiene mucho sentido considerar a Mustafa o a Siddartha Gautama como hombres santos y cercanos a lo divino. Mucho más de lo que Jesús en atención a sus solas biografías.
Mahoma logra en el plazo de su vida la unificación de la peninsula arabiga y expandar su religión hasta Palestina; tiene cierta invencibilidad militar; logra vaticinar correctamente la destrucción de un imperio; tiene victorias en donde el enemigo le supera con creces numericamente; y muere de viejo después de caer brevemente enfermo.
Mientras que Siddartha anda de aquí para allá predicando, siendo recibido por reyes y pese a los complot de asesinato, no muere sino de viejo tras una comida en mal estado en donde la lectura que nos ha llegado es que no la habría rechazado para no ser un desaire a quien le había recibido hospitalariamente.
Agrega a Juan Bautista que era considerado un santo incluso por sus enemigos y era una especie de anacoreta desprendido de lo material y dedicado absolutamente a la predica.
De los 4, Jesús parece tener la biografía más mundana y menos impresionante. Obviamente descontando los milagros.