Soñé con una tía.
Al llegar a mi casa, a la primera que veo en la puerta es a ella. Su silueta se dibuja contra la luz del interior. Seguro vino de visita y ya se está yendo.
Sin saludar, me pide que la lleve a su casa porque ya es tarde. A lo que le digo que sí, así que preparo un auto que en la vida real no tengo, y mientras estoy en ello pienso en que sería agradable que ella conociera alguno de mis amigos. Justo hay varios que están solteros, y sería lindo que encontrara pareja de nuevo, y así yo tener más excusas para verlos a todos más seguido.
Aquí viene lo extraño. Yo estoy completamente consciente en el sueño de que ella falleció. Aunque quizás "completamente" no sea la palabra correcta. Verán, mi tía falleció hace como 15 años cerca de sus 40s. Y en el sueño, a pesar de estar consciente de eso, no veo ningún problema en tenerla ahí y hablar con ella. Después de todo sigue igual, para ella los años no pasan. Aún es una chubby, tímida y sonrojada. Pero eso solo lo veo ahora de viejo. Cuando chico ella solo era mi tia, sin pensamientos extra. Y ahí me fui en volá.
Empecé a pensar que el tiempo es una locura. ¿Cuántos años han pasado y tan rápido? ¿Cómo va a ser que ahora tengamos la misma edad? ¿Cómo va a ser que yo en el futuro pueda ser mayor que ella y que mi mamá, que murieron tan jóvenes?. ¿Debería pedirle consejo sobre que hacer con mi vida? ¿Deberia preguntarle por la suya?
Después de que murió mi mamá, mi tía solía venir de visita por ratos cortos. Ahora de viejo me doy cuenta que nunca le puse el menor cuidado a sus acciones. ¿Habrá venido preocupada? ¿Vendría por costumbre? ¿Vendría por que se sentía sola? ¿Tendria muchos problemas en su casa? ¿Qué sentía al ver nuestra apatía de la época?
Mientras mi tia se sube al auto con gestos siempre femeninos y delicados. La miro y pienso que podría conversar con ella y conocerla de verdad. Que podríamos ser buenos amigos ahora que tenemos la misma edad y personalidades parecidas.
Mientras manejo le empiezo a contar cosas que han pasado desde que murió. Le digo que su casa se vendió, irónicamente la estoy llevando hacia allá. Me dice que no importa, que sigamos igual. Charlamos un poco y lentamente salgo del sueño a la realidad.